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Guitarras de Jazz

Gibson Tal Farlow

noviembre 16, 2016

A veces el destino nos depara sorpresas y esta archtop ha sido una de ellas. Cuando ya la daba por perdida para la causa (este blog) porque se iba para Estados Unidos para nunca más volver, su dueño me avisó de que podía disponer de ella unos días. No lo pensé dos veces y aquí la tenemos.

x-portada

Esta rara avis y notable archtop que vamos a ver fue manufacturada en Nashville (Tennessee) en 1997, está a punto de convertirse en una veinteañera.

Visualmente nos podría hacer creer que pertenece a la familia de las «L», pero está realmente más emparentada con la familia «ES». Gibson afirma en su página oficial que está basada en la ES-5, aunque personalmente creo que es descendiente directa de la ES-350, guitarra que usó durante muchos años Tal Farlow hasta que le hicieron esta y que sin duda tuvo más presente que la ES-5 a la hora de decidir cómo iba a ser su modelo.

Bueno, pues esta guitarra bella y algo rarita fue presentada en sociedad por Gibson en 1962 y tuvo una acogida más bien nula, tan escasa que durante los pocos años que se fabricó solamente se vendieron 215 ejemplares. Oficialmente la producción de esta guitarra duró hasta 1971, pero realmente entre 1962 y 1965 se enviaron un total de 159 modelos de Tal Farlow y, finalmente, sólo se vendieron 215 guitarras durante el período 1962-1967 (Datos extraídos del libro de A.R. Duchossoir «Gibson Electrics – The Classic Years» pág. 188). Entre 1967 y 1971 no se vendió ninguna más.

Hoy en día, esas unidades de los años 60 son codiciadas por los coleccionistas y cuestan, cómo no, una pequeña fortuna. La reedición de esta guitarra empieza en 1993 y se extiende sin interrupción hasta el presente, si bien se fabrican contadas unidades al año.

La primera versión del modelo Tal Farlow fue realmente un prototipo del que no queda constancia alguna. Solamente hay unas pocas fotos que manifiestan su existencia. Esta aparece en el interior del CD «We Remember Tal», producido por DHR, un merecido tributo al virtuoso guitarrista.

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Interesante detalle la pastilla single añadida junto a la humbucker del mástil. Es una pena que no haya forma de saber qué configuración tenía en el cambio de pastillas.

En el modelo definitivo se añadieron más detalles, aunque la mayoría son meramente estéticos y lo que tenemos realmente es una ES-350 con una imagen más personal que no afecta en absoluto al sonido. La verdad es que, con todos los detallitos que lleva la guitarra, tiene un aspecto un tanto friki -aunque elegante-, cosa que no es del agrado de todo el mundo. Cuando uno se decide a gastar más de 5.000 euros, su precio actual, en una guitarra, ya le tiene que convencer el instrumento, o estar encaprichado de él, para desembolsar contento tan voluminosa suma.

 

CÓMO ES

Empezaremos con los añadidos a este modelo personalizado, aunque no se sabe con certeza qué elementos diseñó Tal y cuales Gibson. Estos detalles fueron:

1.- Golpeador de diseño.

x-golpeador

2.- Conmutador de cambio de pastilla en otro sitio.

x-conmutador-cmbio-de-pastilla

Es casi inaccesible ya que se encuentra poco más o menos escondida debajo del golpeador. Resulta difícil cambiar de pastilla mientras estás tocando, lo mejor sería quitarle el golpeador ya que no se puede bajar, pero este golpeador es una de las señas de identidad de la guitarra. La otra opción sería elevar algo la palanca. Debido al sitio en que está colocada la palanquita de marras, en el caso de hacer cualquiera de estos dos ajustes, se quedaría expuesta peligrosamente a la mano derecha en movimiento y sería fácil cambiar de pastilla sin querer, dándole un toque accidental en un momento de desmesurada emoción interpretativa o haciendo el cafre.

Aunque pensándolo mejor, ¿para qué queremos cambiar de pastilla? 🙂

3.- Marcadores del diapasón.

Similares a los de la acústica Gibson J-200 pero puestos boca abajo y con un acabado en esta unidad que dejan bastante que desear.

x-marcadores-del-diapason

Los cortes que llevan estos marcadores con forma de «corona invertida» no son cortes realmente, solo un ligero relieve que luego se rellena con una masilla del mismo color que la madera. Con el tiempo esa masilla se cae y deja al descubierto parte de ese relieve, como se puede ver en esta fotografía. No se, pero me parece una chapuza en un instrumento de esta categoría.

4.- La doble corona de Gibson en la pala.

x-doble-corona

5.- El adorno que llaman «hoja de pergamino» en el cutaway.

x-pergamino-del-cutaway

Este trabajoso adorno es diseño de Tal Farlow. Aunque algunas unidades de este modelo curiosamente no lo llevan. Es un trabajo muy laborioso y seguro que más de uno de los lutieres que ha estado haciendo las incrustaciones del pergamino ha pensado que para qué narices estaba haciendo eso.

6.- El cordal. Es el clásico «Trapecio», que también portaba la ES-350, pero con el hueco tapado con madera y nácar y el nombre de Tal Farlow en cruz.

x-cordal

Obviando todo esto, es una archtop clásica.

 

Tiene el cuerpo grande de 17″ pero con un ancho reducido, y esto la hace cómoda, aunque está lejos de ser una thinline. Pesa 3’5 kg., que es bastante para una archtop y se siente como un tanque al agarrarla.

La tapa, el fondo y los aros son de arce laminado de tres piezas más una finísima capa de arce rizado que es la que nosotros vemos y que le da a la guitarra esa imagen imponente. En esta foto se puede apreciar el corte de la madera y ver dichas piezas. También se ve el ya típico trozo sin pintar ni barnizar que queda debajo del final del mástil de todas las Gibson de caja (sin comentarios).

x-hueco-pastilla

Está pintada con un precioso sombreado en Viceroy Brown y nitrocelulosa. Espectacular, como podéis ver. Todo el cuerpo va bordeado de un binding blanco/negro/blanco y las efes lo llevan simple.

x-efe

El puente monta un tune-o-matic ABR1, colocado recto sobre una base de palosanto.

El mástil tiene el perfil redondito y clásico en «D», ni demasiado delgado ni demasiado gordo, una auténtica delicia, y es de tres piezas de arce con dos tiras de nogal. Tiene un ancho de 43 mm. en la cejuela, diapasón de palosanto y un tiro de 25’5, una nadería para Tal Farlow que tenía unas manos enormes (le apodaban «el Pulpo» por el tamaño de sus manos y su destreza moviéndolas). Los trastes son pequeños y muy bajos, rematados en los cantos con el binding y acabado este al detalle, no como en otras Gibson.

x-acabado-traste-binding

El dorsal de la pala va pintado de negro y acabado en punta, este detalle se conoce con el nombre de «stinger». De espaldas podría pasar perfectamente por una  L5.
Lleva clavijas Grover Keystone Rotomatics con ratio 14:1 y la inconfundible palometa tipo «tulipan» pero metálicas.

x-detalle-dorsal-pala

En este ejemplar la acción de las cuerdas es extremadamente baja, aunque presenta un ligero trasteo que no llega a molestar, pero es que la altura de la 1ª cuerda en el traste 12 es de 1’25 mm. y la 6ª está a 1’65 mm., más bajas es imposible. Al tener el ajuste tan bajo y ser los trastes tan pequeños, la sensación que da es que las cuerdas están casi pegadas a la madera del diapasón, y realmente les falta poco.

El enganche del mástil para la correa ha sido cambiado de sitio, buscando la comodidad a la hora de tocar de pie. Ha quedado una pequeña cicatriz.

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Viene con su estuche original marrón clásico con interior afelpado y la clásica colcha en lila, que a mi siempre me ha parecido muy hortera, pero bueno, ya es un clásico (muy hortera+tiempo: clásico imprescindible).

x-estuche-1

x-estuche-2

CÓMO SUENA

Bueno, a ver como lo explico sin que parezca que me paga Gibson. Os aseguro que aún no me lo han propuesto, ni creo que lo hagan.

La Tal Farlow tiene un sonido caliente y equilibrado, graves contenidos, agudos muy claros y unos medios con los que hay que tener cuidado, pero para que no se te caiga la baba y manches la guitarra. El tono de esta archtop es rico, lleno de armónicos. La guitarra canta. Tal vez peque un poco de aguda en el registro superior, por poner alguna pega, pero sin estridencias y algo fácil de solucionar cerrando un poco el tono o tocando la ecualización del ampli.

Tiene una voz muy clara y con mucha definición, bastante más parecida a la de una L5 que a una ES-175, algo que no será del agrado de todos los guitarristas. Es una guitarra muy apropiada para tocar swing o mainstream, no embarulla nada haciendo acompañamientos rasgados y se distingue cada una de sus voces.

Lleva las omnipresentes humbuckers Classic 57. Uno llega a preguntarse si realmente son estas las mismas pastillas que le ponen a guitarras que cuestan la quinta parte que esta, o incluso casi el doble, como la L5 CES.

Conociendo estas pastillas, me ha sorprendido el sonido tan transparente y cristalino que sacan en esta guitarra, absolutamente nada que ver con la ES-175, que también tiene el cuerpo de arce laminado, aunque el mástil de la 175 es de caoba y la profundidad de la caja mucho mayor, pero la diferencia de sonido de las mismas pastillas en estas dos guitarras es abismal.

Con la pastilla del puente me ha pasado algo que no es normal y es que me ha parecido bastante decente, incluso útil. Cerrando el tono a la mitad obtenemos un sonido bastante cálido y a la vez mordiente, bravucón y dulce. No llegué a probarla con distorsión pero seguro que con un poco de crunch sonaría muy bien. Además aguanta perfectamente el volumen alto sin acoplarse, otro punto a su favor.

Me ha cautivado el sonido de esta guitarra.

 

CONCLUSIONES

Estamos ante una archtop de nivel profesional que vale para cualquier tipo de estilo dentro del jazz, que es lo que nos ocupa. Es perfecta para tocar swing tipo años 50, pero para un jazz más moderno o fusionero, creo que no es el instrumento más apropiado, aunque sin duda también daría la talla.

También hay que tener en cuenta que no deja de ser una guitarra de maderas laminadas y tiene un precio desorbitado. Es lo que ocurre cuando el instrumento tiene pedigrí, hay que pagarlo.

Realmente es recomendable para todo aquel que se lo pueda permitir y, eso si, le convenza su estética.

 

RESUMEN DE DATOS TÉCNICOS

  • Caja: 17″. Tapa, aros y fondo de arce laminado.
  • Ancho: 7’5 cm.
  • Mástil: De tres piezas de arce separadas por dos tiras de nogal.
  • Diapasón: Palosanto, con binding.
  • Ancho en la cejuela: 43mm.
  • Escala: 25’5″
  • Radio: 12″
  • Clavijas: Grover Keystone Rotomatics. Ratio 14:1.
  • Trastes: 20 medium.
  • Pastillas: 2 Humbucker Gibson Classic 57.
  • Controles: Dos volúmenes y dos tonos.
  • Puente: ABR1 con base de palosanto.
  • Cordal: «Trapecio» clásico de Gibson.
  • Peso: 3’5 Kg.

 

 

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VÍDEO

Grabado con micro SENNHEISER e906.
Tarjeta de sonido Audient ID22.
Sonido sin procesar, solamente lleva un pedal de reverb Hardwire RV7.
Audio en MP3, a 192 kbps. Es aconsejable escucharlo con auriculares, si no tienes unos buenos altavoces en tu PC.

 

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Aunque solamente tuve esta guitarra unos días, la estuve tocando 25 horas diarias, de no ser así no me habría aventurado a escribir esta review.
La guitarra partió para Estados Unidos y mi amigo Eddy Berte, ex-propietario de esta maravilla y de otras muchas que han pasado por este blog, se marcho a vivir a Bélgica. La vida sigue su curso y no podemos ni imaginarnos qué nos espera a la vuelta de la esquina. Seguiremos improvisando.

 

Salud y bolos!

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Comentarios (7)

La verdad es que es de esas guitarras que, cuando las veo en conjunto, me gustan, pero cuando me fijo en los detalles, me terminan cargando un poco. No conocía el modelo, es interesante aunque yo soy muy básico para estas cosas. Por otro lado, me apunto la referencia bibliográfica que haces sobre los modelos históricos de Gibson, lo buscaré para comprarlo. Una de las cosas a la que haces referencia es a la falta de pintura -y lijado, porque también lo he visto en alguna ES175-, en las zonas ocultas de la guitarra: son cosas que dudo que supusieran un gran esfuerzo económico paliar y que tan mala fama dan muchas veces a la marca.

Por cierto, sonar… ¡se ve que suena de maravilla! Muy definida y rica.

Cuando leo tu blog, me acuerdo de la Benedetto Bravo que tuve hasta hace un año, ya me hubiera gustado llevarla al juicio de tu review.

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Hola David!
Pues ya me habría gustado hacer una review sobre la Benedetto, ya ves, no se ven todos los días guitarras como esa, de hecho en España solamente he visto las Benedetto que trae algún guitarrista americano de gira. El día que la vi a la venta en la compraventa de un foro casi me pongo a chillar jajaja.
El tema de los acabados de Gibson ya ha dado, y dará, mucho que hablar, pero está claro; si quieres sonar a Gibson no queda otra opción más que asumir esos «pequeños detalles». Parece que Gibson se lo puede permitir. Si lo que quieres es una guitarra bien acabada, como correspondería a su precio, sencillamente es mejor decantarse por otra marca.
Pat Martino, ex-endorser de la marca, decía que Gibson vive de imitarse a si mismo, y creo que no le falta razón. Luego pruebas una guitarra como esta Tal Farlow y te quedas sin argumentos. No se, es una elección personal.

Un saludo!

PD.- Pongo un enlace a tu blog de discos de jazz, que aunque ya no lo sigas escribiendo creo que lo que has publicado es un material muy valioso: http://31discosdejazz.blogspot.com.es/

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Muchas gracias por lo del enlace al blog. Igual un día me da la ventolera en el futuro y lo retomo, pero no estoy muy seguro de ello; en todo caso, muchas gracias por haberte tenido como lector, la verdad es que me fastidia un poco por gente como tú, que sí lo seguía.

La Benedetto daría para un capítulo aparte, tanto por algunos aspectos positivos como por otros que no lo son tanto para una guitarra que rondaba los 6000 euros, pero no quiero desviar el tema de tu entrada.

Sobre el sonido Gibson, es cierto que sucede tanto en guitarras de caja como en otras de semicaja o, incluso, en sólidas: si quieres ADN 100% Gibson, lo mejor es comprar una. Ahora toco con una ES335 –por problemas de hombro no puedo hacerlo con guitarras de caja-, y he tenido otras guitarras basadas en la Gibson; la mejor de todas ellas fue una Yamaha SA2200 pero ¿sonaba a las ES335 que tenemos en el imaginario? La verdad: no. La Yamaha está mil veces mejor acabada, los materiales son perfectos –excepto, y por manía personal, en el hecho de no usar nitro- y el sonido es precioso, es una versión HiFI de la Gibby, la supera en casi todo… pero mi 335 actual tiene algo de “tosco” que me atrae muchísimo y, de hecho, me siento más a gusto con ella que con la Yamaha –y eso que sigo dando vueltas a adquirir otra SA2200 porque es una pareja ideal con la Yamaha.​

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¿Puede hablar de las guitarras de cuerpo solido en el jazz?

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Teniendo en cuenta que eso que venimos llamando el «sonido Gibson» procede en una parte importante de las humbucker que montan, me pregunto si realmente vale la pena el elevado coste de estos instrumentos, habida cuenta de su calidad en acabados (en mi opinión difícilmente justificable). Supongo que esta pregunta tan personal cada uno tendrá una respuesta igualmente personal, que en muchos casos es más una auto-justificación por el influjo de la marca (ojo, que lo considero legítimo); En otras palabras, consdero que si lo que se busca es exclusivamente «ese» sonido es posible encontrar buenos «muebles» de otras marcas mucho menos caras con los que estemos a gusto e incorporarles las classic 57, o incluso otras mejores que las que hoy día vende Gibson; estoy pensando por ejemplo en las Maxon japonesas de los 70 y 80, las Ibanez super 58, etc. O ya puestos, irse a algún fabricante de bobinas de boutique.

Dicho esto, la guitarra de la review suena muy bien (el sonido está en las manos de quien toca, también es cierto). Para un estilo contemporáneo basado en legato o economy picking, este es el tipo de guitarra sin duda. Personalmente tengo que decir que también es un sonido que me parece menos interesante que otras corrientes que andan por ahí como el revival de las P90, las blade, las Dynasonic o incluso las Gold foil. estoy pensando en Elferink, las archtop sólidas en general o la forma de tocar más percusiva basada en alternate picking de Jesse Van Ruller, por ejemplo. En términos generales opino que las single coil de esta onda que he comentado tienen una riqueza tonal mucho mayor y permiten una mayor expresividad a la hora de tocar. eso sí, para legato no van bien, son para darles cera de verdad a golpe de púa.
Es solo una opinión basada en un gusto personal.

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Bravo Alone Together!! Pocas pegas se le pueden poner a semejante guitarrón…., me encanta. Si el diapasón fuera de ébano, para mi modesto gusto sería mejor. Saludos!

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Hola «Galletas».
La única pega que le pongo a esta guitarra es el precio, como con todas las Gibson estás pagando un porcentaje extra por la marca. Pero así son las cosas: quieres Gibson, paga Gibson.

A mí me gustan más los diapasones de palosanto que los de ébano, creo que aportan un punto de calidez que no tiene el ébano, pero bueno, sobre gustos…

Un saludo y bienvenido al blog.
Por cierto, como habrás podido leer, estamos de obras, cambiándolo todo de sitio, así que disculpa el desorden 🙂

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