Considerada «oficialmente» como el caballo de batalla de los guitarristas de jazz, la Gibson ES-175 es un icono en sí mismo y esta además es obscenamente hermosa.
La 175 que vamos a probar y analizar está fabricada en 2007, en la moderna y pulcra fábrica de Gibson en Memphis, Tennessee, que tanta controversia ha despertado desde su apertura.
A pesar de ser presentada en su día como reedición, es una 175 normal de las que se hacen ahora, con un par de detalles diferentes, como la tapa de arce rizado, las partes metálicas doradas y algún otro detalle intrascendente, el resto es igual que en cualquier otra ES-175, exceptuando las de la época Norlin. Más que reedición yo la llamaría recreación, ya que la 175 tal como la conocemos ahora, detalle arriba detalle abajo, no se ha dejado de fabricar desde 1959.
Resulta difícil decir algo sobre esta guitarra que no se haya dicho ya, así que voy a procurar no caer en tópicos y hacer un análisis objetivo de este ejemplar, no de todas las ES-175.
CÓMO ES
Nada más abrir el aparatoso estuche, nos encontramos con una imagen bien conocida por todos los propietarios de una Gibson, la típica colcha interior, que protege y estorba a partes iguales:
Con un cuerpo de 16″ (40’62 cm) y un fondo de caja de casi 9 cm. (como una española), resulta manejable pero incómoda para tocar de pie. Al tener tanta caja nos vemos obligados a adoptar una posición forzada de mano derecha y como tengas algo de panza vas a tener que tocar como B.B. King, con la guitarra mirando para arriba, pero a todo se acostumbra uno.
La tapa, el fondo y los aros están hechos con arce laminado de tres piezas.
La capa que queda a la vista es de un muy llamativo arce rizado de 1 mm. de grosor. Las otras dos capas no son de arce rizado, como es normal, es caro y lo aprovechan al máximo.
La capa central es la más gruesa con 2’5 mm. Originalmente, en las primeras 175 electrificadas, esta lámina central era de álamo.
La tercera capa tiene 1’5 mm. El grosor total de la tapa es de 5 mm.
En esta foto del corte de una efe se ven claramente las tres capas de diferentes grosores:
Las efes son discretas y pequeñas, no llevan binding, como podéis observar. El corte de la madera va acabado con tinte negro.
El binding que bordea toda la caja y el diapasón es blanco nuclear, nunca me ha gustado, creo que le sentaría mucho mejor un color crema o algún color más cálido que contrastara menos, aunque me parece que al ponerles este binding están buscando el contraste precisamente. Solo queda esperar que vaya amarilleando con los años.
El cutaway florentino es uno de los detalles que hacen esta guitarra inconfundible. La ES-175 fue la primera Gibson que llevó este tipo de cutaway, rompiendo con la estética de la época que era de cutaway veneciano con sus curvas suaves o directamente sin cutaway, como la Gibson ES-150, una de las guitarras a las que les pasó por encima la 175.
El puente es un tune-o-matic ABR1 montado sobre una recia base de palosanto. Cuando me encuentro un puente de este tipo en una archtop siempre pienso que con uno de madera la guitarra sonaría mejor. He de reconocer que en este caso el sonido ya es oscuro de por sí, el puente metálico le sienta bien y equilibra el conjunto. No obstante, me gustaría probarla con un puente de madera, como llevaban las primeras 175, por curiosidad.
El cordal es metálico con la forma característica en esta guitarra, un diseño clásico muy acertado que data de los años 40. Antes de llevarlo la ES-175 lo llevó la Gibson ES-350, su predecesora y realmente la primera guitarra laminada con dos pastillas.
El golpeador es negro de cinco capas y muy grande, llega casi hasta el puente. Va atornillado a la curva inferior del cuerpo por medio de un brazo de dos piezas, un tanto ortopédico pero que no es feo en absoluto.
Todo el hardware es dorado, queda muy bien con el color de esta guitarra en concreto.
La disposición de las pastillas es un tanto curiosa.
La pastilla del mástil está algo separada de este, exactamente 2’5 cm, cosa que a mí me viene muy bien porque suelo tocar a menudo cerca del mástil y el hueco que queda entre la pastilla y el final del mástil es perfecto para que la púa no esté dando golpecitos en la pastilla mientras tocas.
Si miramos las pastillas de perfil vemos que están muy inclinadas respecto a las cuerdas. No quedan paralelas a las cuerdas y cada una está inclinada hacia un lado, como si los marcos estuviesen puestos al revés.
Llegué a pensar que este desorden en las pastillas podría estar causado por un hundimiento de la tapa que se conoce como «tapa colapsada» y al parecer es bastante frecuente en este modelo. Para salir de dudas consulté a un amigo lutier de confianza (www.guitarrasjaen.com) y a él le pareció que no había hundimiento de tapa, más bien marcos de pastillas mal colocados.
Seguramente se podría corregir cambiando la dirección del marco de la pastilla del puente. Se lo propondré a su dueño.
El mástil es de caoba con diapasón de palosanto, radio de 12″ y 20 trastes semi-jumbo de níquel (80%) y plata (20%), con el acabado clásico de Gibson, los bordes de cada trastes terminados con la misma pieza del binding.
Si nos fijamos en el acabado de esta parte de los trastes veremos que deja mucho que desear, principalmente en los primeros y en los últimos.
Es verdad que las fotos en macro no perdonan y los defectos se ven multiplicados, pero si se ven es porque están ahí. Da la impresión de que el acabado de los trastes ha sido hecho a mano, pero con prisa.
El hueso está tallado a mano y la parte por donde se deslizan las cuerdas es realmente estrecha. Tiene 42’8 mm (1 11/16″) de ancho.
La pala tiene una inclinación de 17 grados, tiene incrustada la típica corona de Gibson y la marca en nácar. Los clavijeros son los modernos Gibson deluxe con ángulos rectos muy marcados y las clásicas palometas con forma de tulipán en ese color verdoso tan característico.
El tema del lacado lo he dejado para el final porque requiere un tratamiento aparte.
El acabado de esta pieza es Vintage Sunburst, de ahí las siglas VS en la denominación del modelo. Está lacado con nitrocelulosa, como es típico en la 175. La nitro de las Gibson actuales tiene un tacto pegajoso, se ensucia nada más mirarla, se desgasta con suma facilidad, además es difícil limpiarla y extremadamente blanda y a pesar de todo esto, me gusta. Tiene un brillo natural y de aspecto antiguo difícil de imitar.
En el mástil la nitro se desgasta con suma facilidad, de hecho en esta guitarra que solamente tiene siete años, ya se ha ido la nitrocelulosa totalmente en un trozo, a la altura de los trastes 6º y 8º. Según me comentó Eddy, el propietario de esta guitarra, la laca de este trozo de mástil desapareció el primer año de uso, no hizo falta esperar mucho.
He intentado captarlo en una fotografía pero es difícil sacar ese detalle:
Mientras repasaba la guitarra observando el acabado me encontré con una sorpresa, dos trozos sin pintar!
El más grande está en la parte inferior, junto al golpeador y tiene unos 3 cm. de largo.
Había oído hablar de los fallos en el acabado en guitarras hechas en la fábrica de Memphis y parece que es verdad, o igual es casualidad y le tocó esta unidad al becario de pintura (con todos mis respetos a los becarios, que bastante tienen), pero un trozo sin pintar es más de lo que se puede esperar, dice bien poco a favor del control de calidad de esta marca y tira por tierra todo el buen trabajo que puedan haber hecho en una guitarra.
CÓMO SUENA
Esta guitarra se pensó en su día para tocar conectada a un amplificador, por tanto se entiende que el sonido acústico fuera sacrificado en pos de unas mejores prestaciones eléctricas.
Su sonido sin enchufar es muy débil, tiene muy poco volumen para ser de caja tan profunda, suena sin graves ni medios y los agudos son muy finos.
Al amplificarla todo cambia. Las dos Classic 57, principalmente la de la posición del mástil, producen el sonido que esperamos de una 175. Estas humbuckers llevan imanes de Alnico II y tienen una salida de 7’7 K, igual en la posición del mástil que en la del puente, curioso.
Con la pastilla del mástil, nada más enchufarla y con el amplificador (Henriksen JazzAmp) sin ecualizar ya sonaba bien, muy compacta y equilibrada. Bajando un poco el pote de tono tenemos un sonido inconfundible y de referencia para los guitarristas de jazz. La respuesta al toque es rápida y contenida, sin picos, bastante plana, pero si le clavas la púa a la cuerda responde con alegría.
Combinando las dos pastillas sacamos un poco más de brillo y si bajamos el tono de la pastilla del puente a la mitad más o menos, entrega un matiz muy expresivo y algo nasal que me parece muy apropiado para solear, aunque para rítmicas también tiene su gracia.
En esta guitarra la pastilla del puente está ajustada muy pegada a las cuerdas y da más volumen. Se puede usar para tocar R&R tranquilamente, sin miedo a que suene blanda frente a cualquier sólida, aunque el sonido es un poco basto. Aguanta las distorsiones suaves y da un buen sonido para rock, solo tenéis que escuchar a Steve Howe con su ES-175 de 1964 en el legendario grupo YES.
Para mí la pastilla del puente está de más, no la uso en ninguna de mis guitarras de caja, solo en la Heritage 535 (tipo 335) y ahí sí que tiene sentido, pero a una archtop de caja grande con dos pastillas… le sobra una. Por supuesto, esto solo es mi opinión.
Imagino que Gibson colocó en su día esta segunda pastilla para abarcar un mayor mercado y que la ES-175 no se quedara encasillada en el jazz únicamente. Pero claro, por aquellos años ya habían aparecido las guitarras eléctricas sólidas que con el tiempo desplazarían a las guitarras de caja en los estilos más duros. Estamos hablando de 1957, año en que le colocaron a la 175 dos humbuckers por primera vez, antes llevaba P90.
El antiguo modelo ES-165 (Herb Hellis Signature), es exactamente una ES-175 con una sola pastilla. La actual Herb Hellis lleva una pastilla flotante y tiene poco que ver con su predecesora.
Pese a estar construida con madera laminada para evitar los acoples, en las pruebas que hice en mi estudio se acoplaba con facilidad en graves y estaba tocando alto pero no muy fuerte.
CONCLUSIONES
Estamos ante una guitarra histórica que cualquier guitarrista de jazz (o no) sueña con poseer y realmente, si lo que buscamos es este sonido, no faltan motivos. Esta guitarra, combinada con un amplificador adecuado, como el Henriksen que he usado para la prueba o un Polytone, suena a jazz desde la primera nota. Juega en la liga profesional desde hace décadas.
Pese a los grandes fallos en el acabado es un buen instrumento, aunque yo no lo consideraría de gama alta más que por la cantidad de euros que cuesta.
A una archtop de cualquier otra marca no le perdonaríamos estas taras estéticas, estamos hablando de una guitarra de más de 3.000 euros y por ese precio podemos elegir entre muchas, aunque no sean Gibson ni americanas. La gran mayoría de archtops coreanas o japonesas que superan los 1.000 euros tienen unos acabados impecables, no se permiten estas licencias.
Mi consejo es que si piensas comprar una Gibson ES-175, es mejor que la veas antes y la pruebes, aunque sea nueva, evitaras sorpresas desagradables. Ya sabes donde suelen estar los fallos de acabado y una guitarra mal acabada debe ser vendida más barata.
RESUMEN DE DATOS TÉCNICOS
- Caja: 16″ (40’64 cm.). Tapa, aros y fondo de arce laminado de 3 piezas.
- Ancho: 3’5″ (89 mm.)
- Mástil: Caoba
- Diapasón: Palosanto con incrustaciones en paralelogramos.
- Escala: 24 3/4″ (628’5 cm.)
- Radio:12″
- Clavijas: Gibson deluxe.
- Trastes: 20 semi-jumbo
- Pastillas: 2 Gibson Classic 57.
- Controles: 2 Volúmenes, 2 tonos, switch de 3 posiciones para cambio de pastilla.
- Puente: ABR 1 con base de palosanto.
- Cordal: En trapecio.
- Peso: 3’25 Kg.
Unas fotos. Pincha sobre la imagen para verla más grande.
VÍDEO
Grabado con micros Rode NT2 y SENNHEISER e906.
Tarjeta de sonido Edirol FA-66.
Sonido sin procesar.
Audio en MP3, a 192 kbps. Es aconsejable escucharlo con auriculares, si no tienes unos buenos altavoces en tu PC.
El amplificador usado para esta prueba es un Henriksen JazzAmp.
Gracias a…
Eddy Berte por prestarme desinteresadamente su guitarra durante su ausencia, gracias Eddy!
Y hasta aquí llegó mi amor.
Ya está bien de hablar de guitarricas, voy a tocar un rato.
Salud y bolos (bien pagados).