Hoy vamos a probar este hermoso ejemplar de 17″, la primera «culona» grande que vemos en este blog y una pieza bastante exclusiva.
Hecha totalmente a mano por el lutier francés Alain Duszynski, afincado en Algezares (Murcia), y usando los métodos tradicionales, esta archtop tiene sobre sus tablas más de 300 horas de trabajo y fue creada para el guitarrista murciano Miguel Ángel «Monda», empezada en agosto de 2008 y terminada en octubre de 2009, sin prisa, como se hacen los buenos guisos.
El diseño de la guitarra parte de los planos de una Benedetto de 17″, un modelo genérico que Benedetto llama 17″ ACOUSTIC ARCHTOP, y según se fue avanzando en el proyecto, se retocaron algunas medidas y pequeños detalles.
Para la construcción de esta guitarra se han usado las mejores maderas, sin reparar en el coste, el mejor ébano, arce y pícea, ya que, cito a Alain, «Para un fabricante que hace miles de archtops al año puede suponer un ahorro importante usar maderas de segunda, pero para mí no. Guitarras como esta no hago todos los días, por eso cuando me encargan una quiero que lleve los mejores materiales».
Amén! Me parece una decisión muy acertada y seguro que a tus clientes también.
He hecho la revisión en dos partes porque había demasiada fotografía y habría quedado un ladrillo muy grande, aún así no es pequeño no.
En esta primera parte veremos, analizaremos y probaremos la guitarra.
La segunda parte es un reportaje fotográfico sobre la construcción de esta guitarra, ya que desde el primer día de su fabricación se fueron tomando fotos de casi todos los pasos necesarios para hacer una archtop.
CÓMO ES
Esta es una archtop de las hermosotas, una buena culona, como solemos llamarlas entre guitarristas.
Sin llegar a ser tan aparatosa como las de 18″, su cuerpo tiene un volumen considerable y el ancho, en la parte más grande de la caja, es el mismo que en una acústica jumbo. Sin embargo la profundidad de los aros es bastante menor que en una jumbo y esto hace que sea mucho más manejable.
Para guitarristas pequeñitos puede resultar un poco excesivo este tamaño y ser algo incómoda para tocar sentado, se hace imprescindible el uso de la correa para dejarla un poco colgando y no tener que tocar con el hombro pegado al cuello, que es realmente fatigoso, os lo aseguro.
De cualquier forma, vale la pena sufrir un poco la incomodidad en el caso de que te quede grande. El cuerpo y la profundidad de graves que sacan las guitarras de este tamaño son únicos y difíciles de conseguir con guitarras más pequeñas.
La tapa es de pino abeto europeo (pícea) macizo y tallado a mano, con el varetaje o refuerzo interno en paralelo, que por cierto, nunca o casi nunca van paralelas las varillas, dicho sea de paso.
En esta foto se puede ver la tapa de esta guitarra con sus varillas «en paralelo» durante el proceso de construcción, ya pegada a los aros.
Me ha llamado la atención el arqueado que tiene esta tapa, diferente a la mayoría de archtop que he visto. Normalmente el centro de la tapa es la parte más alta y va descendiendo progresivamente, desde el centro hasta el binding, salvando un desnivel de 1’5 centímetros aproximadamente. En esta tapa la caída es mucho más suave y el desnivel se resuelve en los últimos centímetros, antes de juntarse con los aros.
Lejos de ser antiestético le da a la guitarra un aspecto más redondo, más voluminoso si cabe, como si estuviese gordita.
En estas fotos se puede apreciar el rápido «cambio de rasante» en el cutaway, antes de llegar al borde.
Los aros y el fondo son de arce rizado también europeo y macizo. Al tener un lacado tan discreto -del que hablaré al final- no resalta mucho el flameado del arce, pero teniendo la guitarra en las manos se ve un rizo generoso y homogéneo.
Todo el cuerpo está bordeado por un binding de arce, por supuesto rizado. Una finísima lamina de nogal muy oscuro define y separa el arce del binding del arce del mástil, el resultado es elegante y natural.
Aunque el lutier me dijo que creía recordar que la madera que usó para esa fina lámina era nogal, me he estado fijando en las fotos del proceso de construcción y parece más bien caoba, no obstante es un detalle sin importancia y meramente estético.
Las efes tiene la forma clásica y el corte está chapado muy discretamente en nogal -este más claro que el de los bindings-, hay que fijarse para darse cuenta que está ahí.
El cordal flotante, al más puro estilo Benedetto, se sujeta por medio de un cable metálico enfundado en plástico (el único plástico que lleva la guitarra) al pivote para enganchar la correa. La tensión que ejercen las cuerdas sobre él hace que se mantenga en el sitio. Si desencordamos la guitarra el cordal queda suelto.
Al apoyarse el cable metálico sobre el canto de la tapa, genera en esta una fuerte presión que puede causar daños a largo plazo. Para evitar esto, se ha colocado en el sitio exacto un refuerzo de hueso, justo donde se apoya el tensor del cordal.
El pivote para enganchar la correa, que también es la entrada del jack, queda inutilizable; al estar ocupado por el tensor no cabe una correa, pero eso no es problema ya que Monda, el amo de esta guitarra, solo toca sentado. Este pivote va montado sobre una cuña de ébano que es más un detalle estético que un refuerzo, creo yo, ya que dentro lleva su buen taco de caoba para aguantar la tensión del cordal.
No va conectado a masa, como suele ser habitual en los cordales de madera, y esto ocasiona que tengamos un ruidito de fondo apenas perceptible pero que está ahí. Si estamos tocando en grupo no lo vamos a notar, pero en el silencio de un estudio puede convertirse en un problema.
El puente flotante es de ébano y está compensado para usar tres cuerdas planas y tres entorchadas y que quinten bien. Normalmente esta guitarra va encordada con un calibre fino de 0’010 – 0’050. Cuando se usan calibres más gruesos con las dos primeras planas y cuatro entorchadas, hay que compensar el puente de otra forma, como es lógico.
La separación de las cuerdas en el puente es de 55 mm., algo más de lo habitual que suele ser 50 o 52 mm. Esta separación extra hace que sea ideal para tocar con los dedos, sin púa. Sin duda está hecho así con toda la intención, ya que el propietario de esta guitarra no usa púa.
El mástil es una hermosa obra de varias piezas de arce americano flameado y ébano, con perfil en «U» poco pronunciada. Hablando con su creador me dijo que era de tres piezas, pero claro, él solo cuenta las gordas, la central de ébano y las dos laterales de arce. Cualquier fabricante de guitarras en serie diría, en su afán por magnificar y encarecer, que este mástil es de siete piezas, contando los delgados separadores de nogal y las piezas finas de arce que van pegadas al ébano central, y la verdad es que lo es.
Las siete piezas son: arce rizado, nogal, arce sin rizo, ébano, arce sin rizo, nogal, arce rizado.
El tacón tiene una bonita forma casi rectangular y es bastante más grueso de lo habitual.
El diapasón es de un ébano negro, negro, negro, de los más negros que he visto y no tiene un solo poro. Va bordeado por un binding de arce rizado de una solo pieza y lleva marcadores «dots» en madreperla.
Las fotos no le hacen justicia.
El ancho del hueso es de 43’5 mm. un pelín más de lo normal aunque no se nota prácticamente nada, quiero decir, no hay que abrir la mano izquierda más para digitar.
La pala tiene un diseño parecido a uno de los dos que sugiere Benedetto en sus planos, aunque está retocada. Resalta la tapa del alma, muy pequeña y de arce, contrastando con la tapa negra de la pala con binding simple de arce. El práctico diseño que la hace más estrecha por arriba, consigue que las cuerdas entren al hueso con muy poco ángulo, lo que ayuda a evitar tensiones muertas al afinar.
El motivo que lleva incrustado en nácar es un encargo de Monda, según me dijo «algo que nos recuerde el gozo de disfrutar, de vivir la vida». La silueta es un motivo africano retocado por él mismo.
La marca, también incrustada en nácar, es DUSZYNSKI, aunque ya hace un tiempo que Alain viene firmando sus guitarras como DUSZ.
El dorsal de la pala también va embellecido con una tapa de ébano.
Las clavijas son unas Grover Super Rotomatics, que llevan las mismas palometas que las clásicas Grover Imperial. Su ratio es de 1:14.
Al final de la pala confluyen varias piezas de diferentes maderas y se puede apreciar la precisión del trabajo, parece marquetería. Todo cuadra, todo está donde tiene que estar. Imagino que un lutier se debe sentir orgulloso cuando esto acurre.
El tema del lacado lo he dejado para el final porque me pareció muy interesante cuando Alain me contó cómo lo había hecho y los diferentes materiales que había usado.
La primera capa de laca -el fondo- que se le dio a la guitarra fue con goma laca en escama, diluida hasta conseguir el punto de fluidez necesario para poder aplicarlo con pistola.
Después de esto le empezó a aplicar capas de barniz acrílico incoloro con base de agua y que seca por coagulación (!!) según me explicó el lutier, no sé exactamente qué quiere decir pero me flipó eso de la coagulación. Lleva alrededor de 15 capas muy finas de este barniz acrílico y cada dos capas una mano de lija muy suave para eliminar imperfecciones y «piel de naranja», una rugosidad que aparece en la laca al secarse. Después de aplicar una capa hay que esperar que seque antes de tirar la siguiente. Este trabajo completo, con 15 capas, nos puede llevar más de un mes y si queremos que es resultado sea óptimo no hay atajo posible.
Una vez terminada la pintura se procedió al lijado final -finísimo- y pulido, sin llegar a acabar este último paso, para que no quedara demasiado brillante.
El resultado es un brillo muy discreto que me parece sobrio y refinado, da la impresión de estar acabada a la cera o al aceite. Al verlo no te puedes imaginar que ahí hay 15 capas de laca, 16 si contamos la de goma laca.
CÓMO SUENA
La parte electrónica es simple a más no poder: una pastilla doble flotante y un pote de volumen. No lleva control de tono. Su propietario, para quitarle un poco de brillo, baja un punto el control de volumen y con eso le basta.
La humbucker ha sido bobinada a mano por el mismo lutier, está hecha con Alnico V y tiene 7’5 K de salida. La cubierta de esta pastilla es de ébano y resulta bastante corpulenta acostumbrados a ver las mini humbuckers flotantes que suelen montar este tipo de guitarras.
Está prácticamente pegada a la tapa y aún así, si tocamos por los últimos trastes las cuerdas casi tocan la pastilla, es bastante alta. Sería interesante intentar reducir el grosor de esta para que no quedase tan cerca de las cuerdas, ya que no es posible regular la altura de la pastilla.
Al no llevar golpeador la pastilla tenía que ir sujeta al mástil necesariamente.
El sistema para fijarla es curioso. Del final del mástil salen dos finos pivotes metálicos que ajustan perfectamente en dos agujeritos que tiene la pastilla, esta lleva en uno de sus laterales un tornillo con cabeza Allen que al apretarlo presiona uno de los pivotes y así queda sujeta.
No me parece muy práctico por dos razones. La primera es que no se puede ajustar la altura de la pastilla y la segunda que el tornillo «Allen» no es suficiente para sujetarla y se termina moviendo.
Amplificada sorprende el carácter acústico y brillante que tiene, pese a ser la pastilla una humbucker. Las cuerdas que lleva tienen bastante que ver en este sonido, son de entorchado normal y con la tercera plana, calibre 0’010-0’050. La acción está bastante baja y su propietario toca muy suave con los dedos, no usa púa. Normalmente usa un amplificador Bose L1 Compact que aún potencia más el sonido acústico.
Para grabar las pruebas de sonido estuve intentando tocar esta guitarra y me resultó imposible sacarle partido ya que estoy acostumbrado a calibres de cuerda mucho más gruesos y uso púas muy duras. El resultado fue desastroso, me trasteaba todo y no conseguía sacar el sonido que quería, por muy suave que intentase tocar se me iba la mano. Después la agarraba su dueño y todo volvía a sonar bien, parece que se revela en manos extrañas y no se deja tocar, aunque más bien es que está ajustada para la forma de pulsar de Monda que es radicalmente diferente a la mía.
Me resulta curioso que para este estilo de música que él hace use una guitarra de jazz en lugar de una acústica, pero tampoco tenemos que olvidar que las primeras guitarras de este tipo eran acústicas, solamente que tenían efes en lugar de boca central.
A pesar del tamaño de la caja aguanta bien la retroalimentación, pero sin pasarnos mucho, en guitarras de estas características el acople es inevitable si tocamos muy fuerte.
CONCLUSIONES
Esta guitarra suena espectacularmente bien cuando la toca su dueño, y es que un instrumento de lutier no es un instrumento cualquiera, está hecho y ajustado para cubrir las necesidades de la persona que lo encarga. Si quieres comprar una archtop de gama alta y no te convence ninguna de las que hay en el mercado es cuando debes acudir a un artesano para que haga tu guitarra, el instrumento que necesitas.
Puede parecer arriesgado encargar una guitarra sin saber cómo va a quedar cuando esté acabada, pero conociendo el trabajo del lutier nos podemos hacer una idea bastante precisa del resultado final. Digamos que hay aproximadamente un 85% seguro, el otro 15% es con el que jugamos.
Aconsejaría este tipo de guitarra a profesionales que busquen un sonido propio y una posibilidad de matizar que no van a encontrar en instrumentos hechos en serie.
El precio de esta Dusz es de 5.200 euros.
Para saber más sobre el trabajo de Alain Duszynski podéis visitar su página web:
RESUMEN DE DATOS TÉCNICOS
- Caja: 17″. Tapa de Pícea. Aros y fondo de arce rizado.
- Ancho: 82 mm.
- Bindings: De arce rizado.
- Mástil: De 7 piezas de arce americano, nogal y ébano.
- Diapasón: Ébano, con marcadores en punto de madreperla. 21 trastes.
- Escala: 25″
- Radio: 12″
- Clavijas: Grover Super Rotomatic. Ratio 1:14
- Trastes: Semijumbo.
- Pastilla: Humbucker Dusz con cubierta de ébano. 7’5 K. Alnico V.
- Controles: 1 Volumen.
- Puente: Flotante de ébano, compensado para 3 primeras planas.
- Cordal: Tipo Benedetto, de ébano.
- Peso: 2’950 Kg.
Fotillos:
VÍDEO
Para grabar el audio he usado una grabadora de mano ZOOM Q3.
El sonido está sin procesar.
La guitarra está pasada por un equipo de voces.
Toca Miguel Angel «Monda» el tema «Elixir», una de sus últimas composiciones.
Y nada más amigos.
Espero que hayáis disfrutado leyendo esta revisión tanto como yo haciéndola, por lo menos. En la próxima entrega veremos como se hizo esta Dusz, paso a paso.
Salud!
GRACIAS A…
Miguel Ángel «Monda» por abrirme las puertas de su casa y de su música.
Alain Duszynski, por su tiempo y por responder a todos mi interrogatorios tan amable y pacientemente.
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P.D.- Esta vez he tardado algo más de lo habitual en presentar el articulo mensual pero tengo la coartada perfecta, he estado bastante ocupado acompañando a mi mujer en un viaje alucinante.
Os presento a Pablo 2.0
A ver si podemos mantener el ritmo 😉